La cadena de valor de la empresa
Toda empresa ha de tener claro cual es su cadena de valor, que no es más que entender lo que ocurre en la compañía, a través de un análisis que permite identificar cómo se desarrolla su actividad y cuáles son sus ventajas competitivas en el mercado. Esto va desde la producción, la transformación hasta la venta.
¿Qué es la cadena de valor de las empresas?
El análisis de la cadena de valor, como su propio nombre indica, sirve para aumentar y maximizar el valor del producto o servicio que ofrece, y así diferenciarse de otras empresas competidoras que ofrecen cosas similares.
También denominada sistema de valor o cadena empresarial, este concepto estudia las actividades que realiza la empresa y los distintos departamentos que la forman, comparándolos con los de su competencia. Esto permite obtener una información útil y valiosa para saber qué posición ocupa el negocio en el mercado y la estrategia a seguir en función de sus objetivos.
La cadena de valor incluye una serie de actividades de primer nivel y otras secundarias o de soporte.
En las actividades de primer nivel se incluyen: logística y operaciones, marketing y ventas y servicios (como instalación, reparación, mantenimiento, etc.).
En las actividades secundarias o de apoyo se incluyen: los servicios prestados desde los diversos departamentos de la empresa (finanzas, recursos humanos, tecnología, compras…).
Cómo optimizar la cadena de valor para aumentar la eficiencia empresarial
A la hora de optimizar la cadena de valor y así conseguir aumentar la eficiencia empresarial es importante realizar un seguimiento del proceso productivo. Con ello se logrará identificar oportunidades de mejora y detectar problemas en cualquiera de las fases que puedan afectar a las operaciones en su totalidad.
El término cadena de valor fue acuñado por Michael Porter en su libro Competitive Advantage: Creating and Sustaining Superior Performance (1985). En él señalaba que cada una de las tareas o procesos que realiza una empresa se puede agrupar en una de estas tres áreas: comprar, transformar y vender, y cada una de ellas se debe gestionar buscando optimizar el valor que genera a la siguiente. El objetivo de esta perspectiva es maximizar la creación de valor, minimizando los costes.
Así se lograrán clientes más interesados en comprar los productos o servicios que ofrece la compañía frente a los de su competencia; empleados más interesados en trabajar en esta empresa; accionistas interesados en invertir en ella y proveedores con el deseo que les compren.
La importancia de la integración de la cadena de valor en la estrategia empresarial
Una vez tengamos clara la estrategia de valor, se debe incorporar a la estrategia empresarial. Esto es incluir los resultados del análisis realizado para aumentar y maximizar el valor del producto o servicio que ofrece la empresa dentro de las acciones que se van a planificar para alcanzar los objetivos marcados por la compañía
Todo ello permitirá a los responsables saber en qué fase se encuentra y cómo implementar las variantes necesarias para conseguir dichos objetivos.
En este caso habrá que trabajar la integración de recursos y actividades, analizar el panorama industrial o el contexto en el que se desempeña la actividad empresarial y realizar una segmentación, tanto de clientes como de proveedores.
Desafíos y oportunidades en la gestión de la cadena de valor
La gestión de la cadena de valor también se enfrenta a múltiples desafíos que son ajenos a la empresa. Entre ellos encontramos la seguridad global, los avances tecnológicos, las alianzas, la deslocalización… Para todo ello, las compañías deben estar preparadas y así poderlos afrontar de la manera más rápida y eficaz posible.
Una de las claves que permiten dar respuesta a estos retos está en la revisión de la estrategia, procesos y procedimientos de la compañía, y también en atender a la parte más intangible del negocio, como por ejemplo el modo de gestionar la cultura empresarial, la transparencia, el compromiso social o las relaciones de las partes interesadas.
En este caso, la empresa puede crear valor compartido con la sociedad en cada uno de los segmentos de la cadena de valor, a través de la creación de un marco de colaboración con cada uno de sus actores clave tanto internos (accionistas, empleados) como externos (proveedores, clientes, entidades públicas, competidores) y la sociedad (medios de comunicación, ciudadanos).
Cómo la tecnología está transformando la cadena de valor en las empresas
La tecnología está transformando todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida y también el de la cadena de valor de las empresas. En este caso, está relacionado con todo lo digital, desde la creación de páginas web, marketing digital o redes sociales, todo bajo un objetivo: la venta directa al cliente o consumidor a través del ecommerce o comercio electrónico.
Ya no es necesario tener un espacio físico para realizar una venta, ahora basta con tener las herramientas digitales necesarias para conseguir clientes. Y es que la aportación tecnológica a la cadena de valor de las empresas ha contribuido a la creación de nuevos negocios y nuevos tipos de clientes, que ya no van a un lugar físico a comprar, sino que prefieren hacerlo de forma virtual. Y aquí están incluidos todo tipo de productos y servicios.
Cómo la sostenibilidad y la responsabilidad social se están incorporando en la cadena de valor empresarial
La sostenibilidad y la responsabilidad social son dos conceptos que cada vez más están integrados en el mundo empresarial y, por lo tanto, en la cadena de valor. La mayoría de las compañías, especialmente las de mayor tamaño, tienen sus propias políticas relacionadas con ambos conceptos, encaminadas a un uso más eficiente de los recursos disponibles, a reducir la huella de carbono y a minimizar el impacto que tiene su actividad en el medio ambiente.
Y su incorporación a la cadena de valor empresarial supone entender a todos los actores de la misma, identificar sus necesidades reales, comprender sus expectativas y analizar su capacidad de operación.
Para ello, es necesario acompañar en el proceso de medición de la gestión para que incorporen variables ambientales y sociales en sus valoraciones.
También es fundamental establecer, desde la dirección, políticas claras en desarrollo sostenible, así como planes de acción que definan el nivel de compromiso de la compañía, para acompañar a sus proveedores en el proceso de incorporar y resolver retos de sostenibilidad propuestos dentro de su cadena de suministro.
Como conclusión, podemos señalar la importancia de la cadena de valor en el éxito empresarial a largo plazo, dado que es una herramienta que permitirá analizar las fuentes de ventaja competitiva, ya que analiza las actividades estratégicas más relevantes que realiza la empresa y sus interacciones. De esta manera, se puede tener información sobre la posición de la empresa en el mercado y la estrategia que esta debe seguir en sus procesos interno y externos.